El cristiano y la Ley

Mateo 5:19-20

19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

No sé por qué razón este asunto de la ley es tan complejo en este tiempo de posmodernidad por los profesantes cristianos. Cuando se lee este capítulo 5 de Mateo, podemos ver no solamente cuál es la relación de Cristo con la ley, sino también cuál es la relación de aquellos bienaventurados pobres en espíritu. 

Nuestros hermanos en el pasado tenían un entendimiento muy claro del papel de la ley, no solo para la vida de los no creyentes, sino también, para la vida de los resucitados. Al respecto Agustín de Hipona expresó: "La ley ha sido dada para que se implore la gracia; la gracia ha sido dada para que se observe la ley"

Esta corta expresión está llena de significado. Por un lado, podemos ver cómo la ley, tiene un propósito de mostrar al hombre pecador la necesidad que tiene de experimentar el perdón de Dios por la sola gracia. Siendo la ley, el reflejo del carácter santo de un Dios infinito, todo pecador, al mirarse al espejo de esa ley, puede ver su condición, puede ver su imposibilidad de cumplir tan solo un mandamiento de estos, aun el más pequeño; y necesariamente en una actitud de humildad tendrá que rogar por gracia, por misericordia, por la buena voluntad de Dios para con hombres pecadores.

Y la pregunta que viene a continuación es la siguiente, ¿una vez que la ley conduce al pecador a la búsqueda de la gracia, esa ley no tiene ninguna otra función en la vida de los hombres?

En estos días leí el título de una predicación que puede mostrar la nefasta forma como los llamados profesantes "reformados" ven la ley de Dios, el título decía: "Muertos a la Ley", en ningún lado de la Biblia veo un mensaje como estos, en ningún lado de la Escritura veo un mensaje que nos haga ver la ley de Dios con una aversión, como si quisiéramos tener poco o nada que ver con ella.

Es cierto que, gracias a nuestro Señor Jesucristo, nosotros como creyentes hemos sido librados, no de la ley, sino de la condenación que había sobre nosotros por haber sido transgresores de la ley. La Escritura expresa claramente que cuando Cristo murió, el acta de sentencia que había sobre nosotros por ser transgresores de la ley, fue clavada en la Cruz del Calvario. Dice el Acta de los Decretos, no la ley, el decreto es este: "La paga del pecado es muerte, el día que comas de ese árbol ciertamente morirás", (Ro. 6:23, Gn 2:17). El decreto que había contra nosotros pecadores, era la sentencia de nuestra muerte eterna a causa de nuestra transgresión, y eso es lo que fue clavado en la Cruz del Calvario, por la poderosa obra de nuestro Cristo.

Así pues, los que son de la fe en Cristo, la sentencia de la ley ya no pesa sobre ellos porque fueron liberados de esa sentencia, ¿pero en dónde dice que fuimos liberados de la ley? 

Solamente plantearé un seguimiento lógico para los nuevos resucitados. Si el deseo de un seguidor de Cristo, es ser conformado a la imagen de Cristo, si esa es su meta, si la meta es crecer hasta la estatura de Cristo según lo expresa la Escritura ¿por qué hay una aversión a aquello que es el reflejo de nuestro Cristo santo? 

No estamos diciendo para nada que un cristiano logra su salvación por guardar la ley de Dios, esto, claramente es imposible, pero un cristiano amador de su Cristo desea guardar la ley para ser conformado, cada vez más, al carácter santo del Cristo a quien ama, y ¡gloria al Señor que se le ha dado la gracia!. 

La gracia de Dios no es solo la posibilidad de que el Acta de los Decretos se haya puesto sobre la Cruz del Calvario, la gracia de Dios se ha hecho manifiesta para que los hombres de Dios vivan en este presente siglo malo, "Justa, Sobria y Piadosamente", esto es lo que expresa la Escritura. (Tito 2:12)

Querido hermano en Cristo, la ley del Señor no es tu enemiga, es tu amiga, es tu aliada en este proceso de santificación, Ser conformado cada vez más a esta Santa Ley es ser conformado al carácter del Cristo que tanto amas y deseas. 

Y Ahora, no tienes temor de que la ley te condene, si podemos usar la palabra muerte a la ley, será para decir que hemos muerto a ley como medio de salvación, porque "por la obras de la ley ningún ser humano será justificado ante Dios" (Ro 3:20). Entonces, ahora, puedes gozarte de que la gracia te ha dado las alas para que vueles en las alturas de esa preciosa y Santa Ley, ¡Oh sí claro Cristiano! entendiendo que mientras estamos en este cuerpo de muerte no podremos cumplirla en su totalidad, pero no me digas cristiano que no la amas, no me digas que no deseas ser conformado cada vez más a ella, sabiendo que ser conformado a ella, es ser conformado a la estatura de Aquel que sí la cumplió en su totalidad. Y aquel Cristo glorioso expresó tajantemente: 

17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 5:17-20)

Querido Hermano, entonces, deleitate haciendo y enseñando aun el mandamiento más pequeño, para que seas llamado grande en el reino de los cielos. 

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