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Salmos 9 - La verdadera alabanza

Este Salmo no es tanto una plegaria como lo hemos visto en los otros salmos, aquí vemos que el Salmista tiene un profundo deseo de alabar a Dios, de cantar a su nombre. Este Salmo nos muestra la importancia de la alabanza en la vida del pueblo de Dios.

Salmos 8 - ¿Quién es el hombre?

Llegamos al segundo de los grandes Salmos Mesiánicos. El Salmo 2 fue el primero, y este, el Salmo 8 es el segundo Salmo Mesiánico. Estos se llaman Salmos Mesiánicos porque son citados en el Nuevo Testamento y hacen referencia directa al Señor Jesucristo.

Salmos 7 - La guerra espiritual

Si hay algo que este Salmo nos muestra es que el hombre de Dios sabe que batalla está librando, conoce sus enemigos y sabe que a menos que Dios le libre seria desgarrado como cuando un león desgarra carne.

Salmos 6 - La naturaleza de un hombre arrepentido

Lo primero que hace el hombre penitente es reconocer, reconocer que el merece ser castigado, está pidiendo que Dios haga esto, pero no con su ira ni su enojo, pues el sabe que no podrá soportarlo.

Salmos 5 Parte 2 - La naturaleza de la Oración 2

Si hay algo que los salmos están poniendo de relieve es esa necesidad de conocer a Dios y de saber como es que nos acercamos a él en oración.

Salmos 5 Parte 1 - La naturaleza de la Oración 1

Este Salmo tiene dos secciones importantes, Una enseñanza acerca de la oración y la otra una descripción y destino tanto de los justos como de los impíos. Así que esa será nuestra división para la enseñanza de este Salmo.

Salmos 4 Parte 2 - El Dios que me ensancha

Al entonar este cántico, y después de haber reconocido que solo podía ser escuchado debido a que Dios era su justicia, hace una declaración fabulosa que puede ser la enseñanza de este salmo: Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar.

Salmos 4 Parte 1 - Dios mi justicia

Podríamos titular este Salmo, "todos quieren que Dios responda", pero este Salmo nos está indicando claramente a quienes Dios les responde.

Salmos 3 - Los adversarios y la salvación de Dios

¿Por qué sucedería esta desgracia? Porque David había pecado gravemente. Dios lo había perdonado a él por medio de Su gracia, claro que si, y lo había restaurado claro que si; pero él tenía que cosechar el fruto de su pecado.

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