Descripción

 Así como el Día del Señor es un día apartado especialmente para actividades piadosas, es también un día en que Dios confiere su gracia y bendición de una manera especial. Así como Dios nos ordenó que lo apartáramos para conversar con Él, lo apartó Él mismo con el fin de conversar con nosotros. Así como Dios nos ordenó que observáramos el Día de reposo, lo observa también Él… Sus ojos están sobre él. Se mantiene listo ese día para, de una manera especial, escuchar oraciones, aceptar los cultos de adoración, encontrarse con Su pueblo, manifestarse a ellos, darles su Espíritu Santo y bendecir a aquellos que con diligencia y consciencia lo santifican.  

   —Jonathan Edwards

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