Descripción

Cuando un hombre no puede descansar hasta haber derramado su corazón ante el trono de gracia en oración, empezamos a tener la esperanza de que entonces es verdaderamente un hombre piadoso… la oración es como el primer llanto por el cual sabemos que el recién nacido verdaderamente vive. Si no ora, podemos sospechar que solamente tiene el nombre del que vive, pero que le falta el verdadero espíritu de vida. 

—Charles Spurgeon   

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